Bullying – significa intimidación, acoso, burla. Se puede definir como la intención de intimidar a una persona y exponerla a situaciones que la pongan tensa, asustada y temerosa.
- ¿Qué conducta se puede considerar bullying?
- Bullying en la escuela: ¿cómo se manifiesta?
- ¿Cómo saber si un niño está siendo acosado?
- Bullying en la escuela: ¿quién es el culpable y quién la víctima?
- Víctimas de acoso: ¿por qué son acosadas?
- Víctima de acoso: ¿cómo puede ayudar la familia?
- ¿Dónde debo acudir para obtener ayuda en caso de acoso?
Actualmente, este término se aplica cada vez más a situaciones que implican agresión en el recinto escolar entre estudiantes y compañeros.
Hay tres características que ayudan a determinar si una situación particular de agresión por parte de pares puede considerarse acoso escolar:
- Intencionalidad, es decir el hecho de que el delincuente cometa acciones negativas intencionalmente.
- Repetición, es decir, acciones prolongadas por parte del agresor y actos repetidos de agresión contra la misma víctima.
- Desequilibrio de poder entre perpetrador y víctima.
En los últimos años se ha producido un aumento significativo del número de casos de acoso escolar en el ámbito escolar. Estos actos violentos tienen un impacto negativo muy fuerte en la vida de niños, jóvenes y adultos.
¿Qué conducta se puede considerar bullying?
Según esta lógica, las discusiones breves y los desacuerdos ocasionales no cuentan como acoso. Aunque en este tipo de situaciones es necesaria la intervención de profesores y educadores, es importante saber distinguir los problemas “normales” del acoso. El acoso no tiene un origen específico.
Básicamente, un menor es intimidado o acosado, sufre agresión verbal y física por parte del líder agresor y de un grupo de compañeros que lo humillan, chantajean, bromean y excluyen del grupo de clase.
Un adolescente convertido en víctima recibe públicamente la agresión del grupo y la soporta de forma individual y anónima. No recurre a adultos ni a sus compañeros en busca de ayuda, ya que se le amenazan. Vive este momento con tristeza, ira, miedo, culpa y vergüenza. Se encierra en sí mismo y se separa de los demás compañeros.
No existe un protocolo uniforme en el sistema educativo que defina las normas a seguir en caso de acoso escolar. Es importante poder distinguir los malentendidos escolares del acoso, que tiene consecuencias extremadamente negativas.
Bullying en la escuela: ¿cómo se manifiesta?
El acoso puede adoptar muchas formas y el acosador puede exhibir diferentes comportamientos hacia la víctima.
Acoso verbal:
- insulto;
- insultos;
- maldiciones;
- burla;
- apodos despectivos;
- bromas ofensivas.
Intimidación física:
- golpes/palizas;
- patadas;
- empujando;
- lesión con un objeto punzante;
- robo o daño a la propiedad de la víctima;
- lanzar objetos a la víctima.
Abuso psicológico:
- humillación;
- burla;
- aislamiento;
- ignorando;
- desprecio;
- discriminación;
- amenazas;
- intimidación
- chantaje
- difundir rumores e intrigas.
A veces el acoso también puede ser de naturaleza sexual. Esto ocurre con mayor frecuencia con jóvenes que utilizan insultos, coerción, acoso o insinuaciones sexuales hacia su víctima en la escuela secundaria.
¿Cómo saber si un niño está siendo acosado?
El alumno más popular de la clase, ataca a su compañero en presencia de otros alumnos, incluso en presencia de profesores. Aquellos niños que observan la situación apoyan al líder y le ayudan a planificar sus acciones agresivas. Lo alientan a ser verbalmente agresivo en público, lo que lamentablemente puede convertirse en agresión física en el futuro.
Cada manifestación de violencia es percibida por el grupo como un logro y fortalece el liderazgo del agresor en la clase. Esto consolida su papel como líder y matón, con lo que la mayoría de los miembros del grupo están de acuerdo. La víctima vive con vergüenza y no puede defenderse. Se siente humillada, sola en toda esta situación y culpable por no poder detener los actos de humillación que recibe.
A las víctimas de acoso les resulta difícil explicar lo que les sucede, tanto en casa como en la escuela, por miedo a represalias por parte de sus compañeros. Vale la pena señalar que los niños que son acosados presentan síntomas que pueden detectarse tempranamente en casa.
Éstas incluyen:
- problemas para dormir o insomnio;
- pérdida o exceso de apetito;
- renuencia a ir a la escuela;
- evitar el contacto con sus compañeros;
- cambios repentinos de humor;
- negativa a dar información sobre lo que sucede en la escuela;
- no habla de sus compañeros de clase;
- llamadas o mensajes de la escuela indicando que el niño de repente se sintió mal físicamente (dolor de cabeza, diarrea, náuseas, desmayos);
- tristeza;
- llanto;
- cambios en las calificaciones y el comportamiento en la escuela.
Es importante recordar que estos son síntomas comunes del acoso escolar cuando no existe ninguna patología física o cognitiva que pueda explicarlos. Vale la pena contactar a un psicólogo para confirmar sus suposiciones.
Bullying en la escuela: ¿quién es el culpable y quién la víctima?
Los instigadores del acoso entre pares suelen ser personas que luchan contra problemas internos. Pueden ser estudiantes que se sienten incomprendidos, tienen dificultades para relacionarse con los demás o simplemente quieren expresar su superioridad de esta manera. A menudo los impulsa el deseo de ganar reconocimiento entre otros estudiantes «usando la fuerza» contra los más débiles. También existe un grupo de delincuentes que tienen dificultades para lidiar con sus propias emociones y frustraciones, lo que les provoca comportamientos agresivos hacia los demás.
Víctimas de acoso: ¿por qué son acosadas?
Las
El objetivo típico del acoso escolar es una persona que no encaja en las normas sociales consideradas “normales”. Los motivos pueden ser diferentes: físicos, psicológicos o conductuales. Por regla general, los agresores eligen como víctimas a aquellos que son diferentes a ellos, a los más débiles, a aquellos que de alguna manera se destacan de la sociedad.
Las víctimas más comunes del acoso escolar son:
- Niños con sobrepeso o demasiado delgados;
- Bajo o muy alto;
- No encaja en los estándares de belleza impuestos por la sociedad;
- Con un nivel socioeconómico más bajo;
- Con dificultades de aprendizaje;
- Baja autoestima;
- Muy tímido;
- Excelentes estudiantes que tienen un excelente rendimiento académico, provocando así envidia y venganza entre los estudiantes menos diligentes.
Las víctimas de acoso a menudo sufren de baja autoestima, lo que les dificulta aún más enfrentarse a sus agresores.
Comprender los mecanismos subyacentes al acoso escolar y las características de los perpetradores y las víctimas es clave para abordar eficazmente el acoso escolar. Este conocimiento permite intervenciones más informadas para prevenir el acoso y apoyar a las víctimas.
Víctima de acoso: ¿cómo puede ayudar la familia?
Los padres pueden mantener una comunicación abierta y un diálogo con sus hijos. Vale la pena hablar con los niños a menudo, escucharlos y hacerles preguntas sobre la escuela y las relaciones con sus compañeros. Se debe alentar a los niños a que denuncien el acoso a adultos en quienes confíen (por ejemplo, padres, maestros, psicólogos). Incluso si los padres no son capaces de resolver directamente el problema, pueden consolar, apoyar y aconsejar.
Si un niño admite ser víctima de acoso o abuso, es importante no ignorar la situación. Conviene organizar una reunión con el profesor de la clase, el director y el psicólogo del colegio para encontrar una solución conjunta.
¿Dónde debo acudir para obtener ayuda en caso de acoso?
Los psicólogos suelen reunirse en sus consultas con padres que están atónitos por la situación en la que sus hijos están siendo intimidados por sus compañeros. Los padres informan de cambios repentinos en sus hijos después de que sus compañeros los acosan, los acosan o los excluyen.
No es necesario que una víctima haya sufrido acoso durante mucho tiempo para iniciar una terapia psicológica. A veces, unos pocos actos episódicos de comportamiento agresivo en un grupo pueden cumplir todos los criterios necesarios para convertirse en una manifestación de la experiencia de acoso. Para obtener ayuda, puede ponerse en contacto con un psicólogo escolar o, más cómodamente, con un centro de asesoramiento psicológico. También es posible realizar consultas online con un psicólogo.